Con
la proclamación de la Primera República, Weyler luchó contra los
carlistas. Derrotó a Santés en diciembre de 1873, lo que le valió
el ascenso a mariscal de campo. Durante la Restauración su ascensión
prosiguió, fue nombrado teniente general y se le adjudicó la
Capitanía General de Canarias, que ocupó durante el período
comprendido entre 1878 y 1883. Años más tarde, en 1888, dirigió la
Capitanía General de Filipinas, hasta 1893. En su vuelta a España
sirvió en Cataluña, tratando de sofocar los numerosos atentados
anarquistas que se producían en aquella ciudad.
Cuando
la guerra de independencia cubana se estaba enquistando
para el gobierno canovista, se pensó que Weyler era
la figura idónea para mandar las tropas allí destacadas, de forma
que, en 1896, llegó a la isla para sustituir al fracasado Martínez
Campos. En los planes de Weyler estaba acabar con la insurrección en
dos años. Su primer objetivo en la isla era aislar al rebelde Maceo,
al que consideraba el más peligroso para los intereses españoles al
tener este el apoyo de los negros. De esta manera fortificó una
línea que atravesaba la isla de norte a sur. Pero su plan de aislar
a Maceo fue un fracaso. La presencia de Weyler hizo, además, que la
Junta de Nueva York decidiera mandar más material y armas a la isla
en apoyo de los insurgentes. Además, la prensa norteamericana se
encargó de que todo el mundo conociera las atrocidades que el
general español estaba llevando a cabo.
Cuando
en octubre de 1897 el Partido Liberal, encabezado por Sagasta, llegó
al poder, una de sus primeras decisiones fue retirar de la posición
cubana a Weyler, quien no sólo tenía mala prensa en Estados Unidos,
sino también en España. A partir de esos momentos desempeñó
diversos puestos en la estructura militar en España; fue nombrado
ministro de Guerra durante el período comprendido entre 1901 a 1905,
y en 1907. En 1905, ya en posesión de dicho cargo, no obedeció las
órdenes del gobierno, ante los continuos ataques que estaba
sufriendo el ejército por los numerosos escándalos de corrupción.
Los oficiales no estuvieron tranquilos hasta que el rey les garantizó
que defendería sus intereses.
En
1909 fue el general que estuvo al mando de la represión llevada a
cabo en Barcelona conocida como la Semana Trágica. El 23
de enero de 1910 fue ascendido al rango de Capitán General. En 1916
se hizo cargo de la Jefatura del estado Mayor Central del Ejécito,
pero en 1925, con la dictadura de Primo de Rivera, y por su abierta
oposición a éste y a su régimen, dimitió de su cargo e incluso
tomó parte activa en la sanjurjada que trató de derrocar al
dictador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario